domingo, 3 de junio de 2012

En el silencio de esta noche,
noto tu ausencia, no hay tonos,
no hay mensajes, no hay llamadas,
solo silencios, que anuncian a grandes voces
que ya no estás aquí a mi lado, te fuiste,
alejándote a grandes zancadas, no quisiste,
ni quieres escuchar como chillo tu nombre,
solo escogiste tu camino, no te paraste
a pensar si había sitio para mi, solo
echaste a andar, y tus antiguas palabras,
recriminaciones, me suenan a broma,
que fácil era echar en cara cosas que
todavía no habían pasado, y que nunca pasarán,
que fácil era llorar imaginándote un mundo
en el que tuvieras que elegir, y que poco te costó
llegado el momento.

Que fácil era decir que la distancia no era una barrera
y que poco te ha costado ponerla tras de ti,
sin que pueda verte, sin que pueda seguirte.

Que fácil era tener sueños de una vida juntos,
compartiendo risas, lágrimas, momentos,
y que fácil es olvidarte del teléfono, no tener la
necesidad de alguien, creer en algo y
ver que aquí lo único que es real es que ya
no formo parte de tu vida, que tú ya has elegido
la tuya, y que yo ya no estoy en tu pared,
que los vientos que a ti te llevan a mi me anclan
más y más en la miseria, y me obligan a
empezar de nuevo, a intentar llenar ese vacío
en mi pecho, y a vaciar de momentos mi cabeza,
de construir algo nuevo con polvo, lágrimas
e incertidumbre.